viernes, 9 de abril de 2010

Deshielo en el Lor

Lo que en otros ríos es marrón se convierte en turquesa en el Lor. El agua es de otro color. Es cierto que estos días iba fuera de madre, como todos. Manolo Guitián, uno de los pescadores más completos de Galicia por sus innumerables viajes fuera, pero igual de innumerables 'dentro', tiene razón. Este río ha de ser genial en verano, con menos agua, pero a mi siempre me toca en primavera, con el blanco sobre las cumbres. Y os digo una cosa, es alucinante de igual manera. En cualquier época lo es O Courel. Está claro que hay que madrugar en el Lor y que se pesca mejor a primerísima hora, algo que vale para casi todos los ríos, pero más en estas fechas. La verdad es que a las nueve estaba desayunando, porque las viandas merecían su parsimonia y voy a otro ritmo, el mío, el que me da la gana, pero si el pescador quiere muchas picadas ha de amanecer en el Lor. Esto es axioma.

Aunque había moscas, porque el Lor está vivo, casi no se ven subidas. Algún ejemplar grande con nombre y apellidos. Pero hay truchas, preciosas y combativas. No me cabe duda de que los pescadores de ninfa serían en estos momentos los grandes triunfadores del Lor y yo, que no sé ni tampoco me apetece, pesco a cucharilla, eso sí, sin muerte, que tampoco me habían hecho nada las truchas del Lor y, como vuelvo en breve, cuando pueda pescar a mosca seca... Pero hay pozos que hasta parecen de salmón y tienen hoy metro y medio de profundidad. Llegar a ellos es llegar a una trucha. Es como pescar a cebo en algún pozón del Eo, pero a escala. Todos los ríos me recuerdan, en algún momento del camino por la orilla, al lugares del Mandeo y el Eo. Es curioso. Será por lo de que son unos de mis favoritos...

Se pesca bien con la ferretería, se pesca bien a todo. Me dicen en la casa rural que es un río 'capotero' ¿cuál no? Pero el deshielo lo pone difícil por momentos y hay zonas en las que el Lor se hace exigente. Los regatos bajan como torbellinos. Suenan a gloria, fuerza, frescura... Es una pasada. Es deshielo lo inunda todo. Olor limpio que te llena los pulmones. Además pescas a una determinada altitud y el cuerpo te lo agradece. Se está de maravilla en este río, se disfruta de todo lo inmenso que rodea al pescador.

Te pongo, mi querido Lor, a llevar agua al mismo sitio de mi mente en el que vierten las suyas Mandeo, Eo, Xuvia, Ulla, Tambre...