Aún reconociendo y agradeciendo la repercusión en el sector pesquero-deportivo-caralleiro, cuando nació este pequeño portalito lo hizo, y se mantiene, con una máxima. Se habla de todo lo que se quiera, o lo que queramos, mejor dicho. De pesca también.
Curiosamente uno de los compañeros 'de los de la mano' (que no me paran quietos del estrés pre-temporada) me pone en unas líneas algo así como "todo el mundo tiene fotos de sus moscas en las webs y nadie tiene las Microfogadas del Ulla, las de nuestro gran amigo, el viejo artesano ullán". Micro y ahogada, en un trallito bien montado por un maestro excepcional que casi nunca no sale de su cueva de montaje, sólo para pescar.
Y en este soleado sábado, antes del aniversario, que es mañana, vamos a cerrar la temporada 2010-2011 del blog para abrir la 2011-2012 (en la que también hablaremos de fútbol, Nostradamus, Miguel Ríos y Felix Rodríguez de La Fuente) con unas mosquitas.
Están hechas por un viejo artesano del Ulla. De pelo blanco e incesantes dolores de espalda. Sus moscas han pescado truchas desde hace mucho tiempo. Antes las montaba con una enorme facilidad, pero el paso de los años ha hecho que ni sus manos ni sus ojos sean tan rápidos como antaño. No obstante sigue dando lecciones magistrales de cómo se prepara la pluma, el hilo, los trallos... Porque ésa es otra. Los trallos...
Me gusta la pesca a mosca ahogada. De hecho, hace no muchos años, era una de las estrellas del río. Muchos pescadores de ahogada saltaron a la seca y hay buenos pescadores de látigo, como Fernando Comba, que monta unas impresionantes ahogadas. Seguro que no me quitará la razón al ver las moscas del viejo pescador del Ulla.
Hace años me regalaron unas moscas y monté unos trallos 'o meu xeito'. Madre de Dios. No había por donde coger aquello. Muy bonito fuera del agua pero dentro... No me dio demasiado tiempo a pescar con ahogada, porque ya pasé a fume de carozo a intentarlo a seca, pero con el suceder de las temporadas, cosas de la pesca, se me ha despertado el afán.
Lo curioso es que este despertar conincide en tiempo y forma con el momento en el que caen en mis manos las primeras moscas Microfogadas del Ulla. El viejo artesano no monta una mosca a cualquiera, y menos un trallo. Con lo que una serie de privilegiados podemos presumir de sus infalibles imitaciones. Siempre en su profundidad justa, en la lámina de agua, saltando y brincando donde tienen que hacerlo. Colores perfectos, hilos de abolengo y tronío, Gutterman, La Paleta... Nudos perfectos.
El artesano sigue pescando siempre que puede con sus moscas, aunque hemos de vigilarlo porque ahora se cae más en el río. Son uno años. Pero siempre está ahí para enseñarnos y para que atemos sus moscas, antes bien atadas por él.
Menos mal que un día me encontré a este viejo artesano. Sino, hubiera pasado de puntas por muchas cosas bonitas y grandes, muy grandes, de la pesca; casi todas. Me dio el primer trallo... Y ya ho hemos parado de pescar.