Ayer pasé, hacia mi casa en Valdoviño, por la autovía, desde A Coruña. A eso de las nueve de la noche. A la altura del Breamo no se veía casi nada. Nada hasta llegar al puente de la ría de Pontedeume. Dantesco. Más tarde así ardía el Eume. Las fragas, último bastión de Bosque Atlántico en el sur de Europa, destruídas por un incendio claramente intencionado. Un desastre de una magnitud que aún no ha sido calculada. 2.000 hectáreas quemadas, por lo menos, o sea, todo el corazón de las Fragas.
Intencionado, sí, con tres focos abriendo el incendio, a la vez, y en un día en el que se sabría que habría viento 'favorable' para preparar la catástrofe. Si la tierra no les castiga, que lo haga la justicia. Con la misma dureza que ellos emplean. Con fuego.
Nos queman Galicia.
Nos queman a nosotros.
Nos queman a nosotros.
Pobres Fragas. Pobre Eume.
Outro máis.