Hay que ir adaptándose. Como el Endeavour, entramos en la atmósfera otra vez. Volvemos al planeta. Para un mejor proceso, que recuerda al cambio de los salmónidos anádromos cuando regresan a sus ríos, nada mejor que hacer lo propio, y regresar a nuestros cauces sagrados. Mi médico particular, que no de cabecera, me puso en una receta: "administrar 12 horas de Mandeo ininterrupido". A la Seguridad Social no le cuesta nada y mi nueve eurazos de coto si es que no cae el quinto salmón, que está a puntito tras las últimas lluvias. Ya veréis como mañana alguno asoma.
Y a decir verdad, que a mi lo que de verdad me importa menos es el salmón de marras. El 15 tenemos Sinde. Pregunto a un honorable compañero y maestro ¿irá el cupo ya a tomar por Herbón abajo? "No hombre, puede que aún quede alguno". Y como si no queda. Y si cae el quinto en el Mandeo, no en mi caña, pues a seguir mandeando todo lo que se pueda, que no hay como mandear para que el alma respire. Unos lances por Chelo arriba. Un paseo con otras varaditas por la Pena da Cabra y llegar a la pasarela. Bajar a comer mecido por el agua. Un bocata en Chelo es como un Manhattan en Chicote, un Gin&Tonic con el Rat Pack o una lamprea con Piñeiro. Sestear y probar luego una mosquita por A Ínsua, llegar al Puente de Teixeiro, retornar y esperar a los minutos mágicos de risco...
Salvo en Ximonde no se ha completado el cupo de peces en ninguno de los salmoneros propios (dejamos el Eo aparte, único en su especie por la forma de gestión y único también por su enorme belleza dentro y fuera del río). Este fin de semana deberían caer peces a tenor de los números. Falta uno en el Mandeo, ocho en Sinde (Couso non da cousos), siete en el Masma, cuatro en el Lérez... La temporada empieza el final a finales de mayo. Veremos cuantos días más de pesca salmonera tenemos en Galicia antes de cambiar a reo y cuantos '9 euros' pasan a ser 6 con tres que casi nadie reclama. Yo, por mi parte, voy tomando asiento en el Mandeo para empezar a cumplir a rajatabla lo ordenado por mi matasanos.